ARGENTINA, 1 Oct (UYPRESS)- La Presidenta argentina, Cristina Fernández recibió en la Cancillería a los Presidentes pares de América del Sur. Al iniciar el encuentro Latinoamericano, la Mandataria manifestó que pueden “celebrar que el presidente (Rafael) Correa ha sido liberado. La situación en Ecuador se encuentra bajo control”, y agregó que la llegada a Buenos Aires era para solidarizarse con el fallido golpe enQuito.
Por su parte, Néstor Kirchner, secretario general de la Unasur, expresó que “Sudamérica no puede tolerar bajo ningún aspecto que los gobiernos elegidos democráticamente se vean vistos presionados y amenazados por sectores que no quieren perder privilegios y prebendas”.
En tanto, Cristina Fernández “condena” y “rechaza de manera categórica la sublevación de fuerzas militares y policiales que ponen en riesgo las instituciones democráticas en Ecuador”.
Asimismo, manifestó que “América latina no acepta más ataques a la democracia ni intentos de burlar la voluntad popular que se manifiesta en las urnas” y que “la Argentina estará al frente de la defensa de la democracia y los derechos humanos junto con los países hermanos de la Unasur y Mercosur”.
Los mandatarios de la Unasur, apoyaron la propuesta de la Presidenta Argentina, al encuentro sólo faltaron el paraguayo Fernando Lugo, por problemas de salud y el Presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, dada la cercanías con las elecciones en su país.
- La Unasur está integrada por 12 países: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela.
[...]Aunque al principio la manifestación de los policías reivindicaba derechos salariales, al rato tomó visos de lo que parecía un golpe de Estado. Las arengas de los manifestantes decían “vámonos a una guerra civil”, mientras sectores de oposición alentaron a los descontentos a salir a las calles, ya no por las prebendas que perdieron los policías con la aprobación de la Ley orgánica de servicio público, sino para protestar contra el Gobierno.
La interpretación que hizo la Presidencia de lo ocurrido fue que los manifestantes actuaron movidos por golpistas que buscaron alterar el poder constitucional.[...]
aunque la revuelta no terminó en un golpe de Estado, sí demostró que la institucionalidad ecuatoriana es todavía muy débil, que no han quedado atrás los tiempos en que los cuartelazos quitaban y ponían gobiernos de facto. Y quedó en evidencia que en Ecuador no hay garantía de que el poder civil controla con eficacia al militar.
La prontitud del rechazo de la OEA y el anuncio de la reunión de UNASUR obligaron a las instituciones del Estado ecuatoriano a rechazar tajantemente el golpe.
El presidente de la Asamblea Nacional de Ecuador, Fernando Cordero; los Altos Mandos de la Fuerza Pública, y casi todos los principales funcionarios de los organismos del Estado rechazaron la manifestación y defendieron la institucionalidad.
Correa corrió un riesgo muy alto al encarar el problema en persona.
Con su actitud puso en una encrucijada a los sectores militares: participar o no de un golpe de Estado.
La rapidez con la que actuaron los seguidores de Correa demostró que la maquinaria política del Gobierno está aceitada